sábado, 18 de enero de 2020

NIÑOS TRABAJARES DE LA CIUDAD DE EL ALTO


CUANDO NO TIENES OTRA OPCION QUE TRABAJAR PARA SOBRESALIR
Cuando  el deseo de sobrevivencia  y superacion es más fuerte que el temor  a lo que dirán.

El “aparapita” (trasteador) que lleva tarimas de un lugar a otro, gente que arma puestos de venta. La señora de las comidas que ultima el sazón, el lustra que llega para ayudar a la señora de los batidos, gente que va y viene en pos de ultimar detalles de su negocio. Con los primeros rayos del sol, la feria callejera más grande de Latinoamérica se apresta a recibir a sus visitantes.

Enclavada sobre los 4.100 m.s.m. la zona “16 de Julio” de la ciudad altiplánica de El Alto, cobija a la feria callejera más grande de Latinoamérica. Escenario  de múltiples transacciones, que pueden ir  desde lo más sencillo, como la compra de un dulce, hasta la transacción de vehículos último modelo.

En ese  ir y venir de los mercaderes y consumidores,  surgen las niñas y niños trabajadores que buscan, no el sustento diario, sino el sustento semanal. Y es que muchos menores aprovechan la feria dominical para generar recursos para satisfacer sus requerimientos más apremiantes. Niñas y niños que deben ayudar a sus padres o a terceros en el comercio, o en su caso trabajar por cuenta propia, para lograr unos pocos ingresos.

NIÑOS DE LA CALLE EN LA CIUDAD DE EL ALTO


NIÑOS DE LA CALLE

El alcoholismo un problema sin solución en la ciudad de El Alto.

El reloj marca las seis de la mañana, el sol refleja sus primeros rayos sobre la ciudad de El Alto, aun se siente un intenso frío. A medida que pasan los minutos se incrementa el movimiento de personas y vehículos. Sin embargo, en inmediaciones de la multifuncional, de la Ceja de El Alto, un grupo de personas apenas cubiertos con cartones y algunos harapos duermen a la intemperie, son bebedores consuetudinarios, la mayoría jóvenes, incluso algunos adolescentes; entre ellos David (nombre ficticio) un muchacho de apenas 17 años que hace 5 años vive en las calles. Después de la muerte de su madre se quedó con sus tíos. Una pérdida de dinero fue la razón para que lo echaran a la calle. Quedó solo en el mundo, en las calles encontró a otras personas con infortunios parecidos al suyo, ahora ellos son su familia.

David (*), señala que la primera noche que pasó en la calle fue la más difícil de todas, tenía mucho miedo, sin un solo centavo en el bolsillo y con el estómago crujiéndole por el hambre. Caminaba sin rumbo, nunca antes había dormido en la calle, bueno, sí, aquella vez que el dueño de casa los echó a la calle por no pagar los alquileres, pero eso fue cuando tenía 4 años y él estaba con su mamá.

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