QHANA WARA
Cuentan que
cierta vez una joven pastora apareció encinta, mas por el temor de la
reprimenda de sus parientes, jamás revelo del nacimiento de su hija. Día tras
día la pastora solía llevar sus ovejas, vacas y burros a un cerro solitario y
misterioso, fue ahí donde conoció a un desconocido y apuesto joven de quien se enamoró,
fruto de aquella relación nació Qhana Wara (Estrella brillante) una niña muy
hermosa y alegre.
Cuando la niña
se hizo adolescente su madre la llevo con su abuela, mas ésta no quiso admitir
que aquella joven fuera su nieta, pues según ella jamás su hija estuvo encinta.
Los parientes de la pastora al enterarse de “la deshonra” que representaba en
aquel tiempo ser madre soltera, la castigaron tan severamente, que un día ésta
enfermo muriendo algunos días después Qhana Wara quedo sola y desamparada,
sintiendo el rechazo de sus abuelos, decidió huir a los cerros, quedándose a
vivir allí.
Eran tiempos
difíciles los colonizadores españoles asediaban como perros hambrientos en
busca del metal precioso. Ya en ese entonces la joven se había
transformado en una mujer muy hermosa. Tenía el aspecto de una soberana, lucia
altiva trajes con colores vivos, adornados con hilos de oro. Los pobladores de
la región creían que ella era hija de los incas por lo que empezaron a
denominarla Qhana Wara, “la mujer inca”. Cuentan que la muchacha al
encontrarse sola en ese paraje solitario, tomo contacto con otro tipo de seres,
de ahí que poseía una serie de poderes sobrenaturales. Su fama se extendió por
toda la región, decían que ella podía hacer que las rocas corrieran como si
fueran ovejas al son de su honda, así como de ser la guardián de Thawaku Qòta*,
una pequeña laguna en la cima del cerro donde se presumía que existía abundante
oro.