PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LA MUJER AYMARA EN
LA COYUNTURA POLÍTICA DEL BOLIVIA
Después
de años de lucha constante, sostenida y a pesar de los importantes avances
logrados, la participación política de las mujeres en los procesos de decisión
continúa siendo una asignatura pendiente en los debates sobre la calidad de la
democracia y el ejercicio de la ciudadanía. Continúa la resistencia a la
implementación de las temáticas de género, cuotas de participación y el acceso
equitativo a los espacios de toma de decisión de nivel local, departamental y
nacional. Prevalecen los argumentos que cuestionan la capacidad y la
legitimidad de los mecanismos que han promovido la inclusión de las mujeres en
los espacios de poder y en la toma de decisión.
Los cambios constitucionales contemplan el desafío de garantizar mayor
inclusión de los sectores que tradicionalmente estuvieron excluidos,
fundamentalmente mujeres e indígenas, a través de la promulgación de leyes que
garanticen el ejercicio de los derechos civiles y políticos, en el caso de las
mujeres a participar como electoras y como candidatas.
Se puede decir que muchas mujeres han llegado a ocupar cargos importantes dentro de los órganos de decisión dentro de Estado, tales como el legislativo, los municipios, gobiernos locales y otros. en el caso concreto de los municipios de Sica Sica, Umala, Ayo Ayo, Patacamaya y Collana lograron ocupar cargos como presidenta del Concejo, vicepresidenta y
secretarias de actas. Para el 2017 se tenia un total de 5 mujeres en cargos similares, las mismas que logrado implementar propuestas y políticas
públicas favorables para las mujeres y asignando presupuestos referentes a políticas de género en el Plan Operativo Anual Municipal.
En Bolivia con el Estado Plurinacional se dio pasos importantes para posibilitar la participación equitativa entre hombres y mujeres en los espacios de decisión política; así la Asamblea Legislativa
Plurinacional cuenta con un 51% de mujeres electas titulares; mientras que las
asambleas departamentales tienen un 45% y en los concejos municipales la
representación de las mujeres alcanza al 53%, sin embargo como se señalo precedente-mente aún existen actitudes y
comportamientos machistas y patriarcales que restringen el ejercicio pleno de
los derechos políticos de las mujeres.
Adentrándonos en la coyuntura actual sobre la participación de la mujer
indígena, en especial la de la mujer aymara, durante y después de
las elecciones de este año 2019, hemos podido notar la desigualdad
política y social, que viven las mismas. la realidad nos muestra que son los hombres los que participan como candidatos a cargos importantes, relegando a las mujeres aymaras a cargos de menor relevancia, ello se refleja en las listas de candidatos. En teoría se establece la igualdad, pero la realidad nos muestra que dicha disposición se cumple a
medias, no solo que no existe un trato real de
inclusión, sino que no se deja de lado practicas de discriminación en contra de las mujeres aymaras rurales.
Después de los frustrados comicios presidenciales se evidencia claramente que a causa de la
inestabilidad política el país se divide en dos posturas políticas muy contrapuestas, llegando incluso a peligrosa confrontación de clases sociales. Cada uno pretende anteponer sus ideas, y en la practica se dejan de lado los discursos de respeto a la democracia y otros ideales; de este drama social los más afectados fuimos la clase media popular, y los pueblos indígenas, los campesinos y mujeres de pollera. Tristemente nos dimos cuenta que en el fondo seguimos siendo un país con profundas diferencias, y que nos cuenta comprender que en la diversidad se puede convivir sin dañar al otro.
El racismo y discriminación hacia
los indígenas en nuestro país, se vio reflejado en algunos departamentos de nuestro pais, en especial Santa Cruz,
Beni, Pando y Cochabamba, donde se mostró claramente el maltrato en contra de las mujeres de
pollera en especial la mujer aymara. Conductas de rechazo, exteriorizadas por violencia psicológica e incluso son muestra de esta miseria humana de muchos actores. En algunos casos se llego al extremo de que solo por el
hecho de usar polleras se las asocio al partido político del MAS lo cual resulta una estigmatizacion tan absurda como creer que la Whipala es de ese partido político.
Finalmente se puede señalar que si bien es cierto que la participación política de las mujeres en el ámbito político se ha incrementado significativamente en el curso de los últimos años, no obstante continua siendo una tarea pendiente. Comprender que una mujer puede estar a la cabeza de una organización o incluso el propio Estado es una idea difícil de dirigir para algunos sectores de la población con un fuerte arraigo patriarcal.
Por: Jhovana Janneth Cosme
Mamani
Gisela Aruquipa Ajllahuanca
Universidad Publica de El Alto - Historia Política de las Naciones Originarias.