martes, 3 de mayo de 2011

LA DAMA DE ROJO

Apareciste bajo la lluvia de esa mañana primaveral, caminabas lentamente, indolente a la lluvia que mojaba tu cuerpo, a medida que te acercabas sentí conocerte desde siempre.


Vestías de rojo ardiente, como queriendo calentar aquella gélida mañana… la ropa se te había pegado al cuerpo dejando ver esa perfecta silueta de mujer. Sin poderlo evitar contemple la hermosura de tu cuerpo en todo su esplendor. Supuse que tendrías 25 años…

Misteriosa como una noche oscura, al llegar a tu lado alcance a ver tus ojos claros, y una sonrisa melancólica se dibujo en tus labios. Nos detuvimos sin saber porque, quise decir algo pero mi lengua se había pegado al paladar, me miraste, y sin decir palabra alguna deje volar mi imaginación.
Te apropiaste de mis sentidos, me abrazaste, yo te estreche en mis brazos, y te ame sin siquiera conocer tu nombre… ahí estabas, eras como siempre te había imaginado, como tantas veces te había soñado…¡¡tan tierna, tan bella!! Fueron solo instantes efímeros pero parecieron una eternidad.

Tu mano en mi brazo me devolvió a la realidad, sonreíste levemente y pediste pasar, me había atravesado en tu camino. un tanto avergonzado me hice a un lado y te alejaste como apareciste, caminando lentamente bajo la lluvia… sentí deseos de seguirte y conocer tu nombre, más solo admire la belleza de tu figura alejándose.
Tu caminar lento y suave, tu cuerpo moviéndose al ritmo de la lluvia,  son los únicos recuerdos que hoy perduran en mi mente. Fue una mañana de primavera cuando te encontré, hoy paso los días extrañándote aun sin conocerte.
Eres la silueta de la mujer más hermosa que vi, la mujer que sueño volver a ver. Seguro estoy de que las ninfas mas hermosas del olimpo envidiarian tu belleza natural.

No se si algún día vuelva a verte, no se si cuando lo haga pueda hablarte.
No se si cuando llueva al fin pueda encontrarte, como aquella mañana de primavera, entretanto solo resta esperar la lluvia a ver si asi puedo encontrarte otra vez.

Oh bella dama de rojo, imagino que eres la que me espera al final de este abismo en el que me encuentro,mi amada, mi dama de rojo…
                                                                                                                        Bosco Catari Yujra

viernes, 1 de abril de 2011

Buscando Amor


“La historia continua”
Cuenta la historia de tres familias que por diversas circunstancias de la vida en determinado momento entrelazan sus vidas. Todos a su modo tratan de encontrar la felicidad y el amor.
Pedro profesor de colegio lleva una vida llena de juergas y parrandas que al final lo llevan a constituirse en un ser irresponsable y egoísta que solo piensa en su satisfacción personal. Por su lado Alicia se las tiene que ingeniar para tratar de generar ingresos para el sustento de la familia. El matrimonio tiene 5 hijos, 4 mujeres y 1 varón; Willy el hijo varón, muy consentido por sus padres, en cambio Alejandra tiene que asumir el rol de madre cuando su progenitora sale a vender. Un matrimonio donde existe permanente conflicto y violencia, lo cual hace que Alejandra asuma como normal la violencia en su relación sentimental que mantiene con Freddy.
Micaela una adolescente muy hermosa, sueña con el amor. Encontró en Roldan un perro callejero al cual recogió de la calle a su fiel confidente y cómplice de aventuras. La joven quedo sola a raíz de la separación de sus padres. Su madre se fue a España con la idea de conseguir mejores ingresos, pero conoció a otra persona con la que tiene otro hijo, al enterarse de aquello Sabino (Padre de Micaela) se entregó al vicio del alcohol, olvidándose de su hija. Micaela vive con su tía Rita, quien la tiene sometida a los quehaceres del hogar. Se cuestiona por el abandono de sus padres y la soledad en la que se encuentra. Cierta noche su primo Freddy intenta abusar de ella y huye de la casa pero desgraciadamente cae en poder de proxenetas.
Freddy hijo de Rita  es un chico muy rebelde y mantiene una actitud dominante frente a su enamorada Alejandra. A simple vista se desconoce la razón de su conducta ya que su madre le proporciona todo tipo de comodidades; aparentemente el desconocer el paradero de su padre y la negativa de su mamá de referirse al tema, ocasiono en él un trauma emocional difícil de superar. Freddy chantajea de diversas maneras a su enamorada, hasta que termina por convencerla de tener relaciones sexuales. Alejandra queda embarazada pero Freddy se niega asumir su responsabilidad. La muchacha se encuentra en una encrucijada, entre abortar o tener al hijo, ofuscada por los problemas decide suicidarse.

Una radionovela producida por CECOPI, difundida por radio Atipiri 840 AM con el apoyo del PCI Media Impact.
·         Guiones: Bosco Catari Yujra

jueves, 20 de enero de 2011

"Escobas para volar... perdon para barrer"

Niños trabajadores


Es domingo y los rayos de la aurora emergen para brillar con todo su esplendor. Y es cuando Ernesto más conocido como “El Sibarita” grita de forma entusiasta a través de su altoparlante: “mira señora caballero, estoy liquidando escobas para volar, digo para barrer, para barrer el cuarto, el dormitorio, la cocina (…)”.
Así como Ernesto, algunos trabajan de forma diaria y otros sólo fines de semana, según el tiempo y la necesidad económica que puedan tener. Se trata de gente que vive al día. Pero también irrumpen a las calles para conseguir unos milagrosos pesos, porque las máquinas le robaron su empleo. A veces tienen que trabajar mucho para ganar poco.
La crisis económica familiar hace más difícil el acceso a un puesto de trabajo estable, porque entre los requisitos indispensables es tener una profesión. No hace mucho tiempo atrás se decía que en El Alto de un total de 649.958 habitantes; 434.821 (70%) eran pobres (INE 2002). Estos indicadores de pobreza muestrean las razones por las que muchas personas emprendieron sumergirse en esa actividad laboral. Más allá de que en la actualidad hayan disminuido esos indicadores, muchos prefieren dedicarse a este oficio porque es placentero, liviano y un talento en el arte de seducir compradores.
“… aunque es un trabajo muy sacrificado y cansador es mi única salida para ayudar a mi familia, en otros lados, los salarios son muy bajos, por eso me dedico a este oficio para no depender de nadie”, relataba Rosa M.G. acerca de ese oficio que efectúa los jueves y domingos en la ¡Oh! feria de la 16 de Julio. A diario se puede avizorar en esta joven ciudad, mujeres inactivas. Una de ellas es Marcela Q. (24 años de edad) de rostro dorado y mirada tierna. Ella no se dedica al comercio informal por capricho sino por imperiosa necesidad: “trabajo desde el 2000, vendiendo estos sombreros, pero a veces vendo otra cosa dependiendo de la mercadería. Generalmente me vendo bien, a veces gano 40 a 50 bolivianos al día” decía sosegadamente mientras bebía un fresco de cebada.
Otro caso es la de Juan Torrez, quien afirmó que casi siempre es víctima de una cadena de agresiones verbales y físicas, por los vendedores de puesto fijo y agentes de seguridad privada. “oye levántese por favor de ese lugar, metes bulla, me perjudicas”, recuerda incomodadamente uno de los tratos que recibe en la majestuosa feria 16 de Julio, lugar donde se puede encontrar desde una aguja hasta un automóvil moderno y fantástico.
En esta feria a campo abierto y la más grande de Bolivia y por qué no decir en Latinoamérica, que se desarrolla todos los jueves y domingos se puede contemplar a niños, mujeres, jóvenes y ancianos dedicados en este negocio. En algunos casos, mediante la observación se puede comprobar a muchas señoritas con su bebe en los brazos, vender perfumes, folletos y prendas de vestir sin importar el “que dirán” de sus amigos, familiares y de la muchedumbre. Por lo común, se pueden identificar tres tipos de comerciantes ambulantes: 1) los que tienen un carrito y una alta voz, 2) los que llevan y exponen sus productos utilizando los hombros y manos, y 3) los que sólo tienen una cajita de cartón.
Cualquiera de estos comerciantes, en general, venden según la época del año, capital y posibilidades fisiológicas. Venden desde ganchos hasta chocolate en polvo. Ellos, desde su corta o larga experiencia, ya saben qué es lo que puede salir y qué no. Evidentemente es un mundo donde se interrelacionan asperezas y alegrías, retos y desconsuelos, sueños y esperanzas. Las caracterizaciones de estos personajes sociales son vastas e innegables.
Pero eso no es todo. Podríamos decir que el éxito peculiar de éstos radica en hablar fuerte, ubicarse en sitios estratégicos de mercadeo y en tono apasionado cualquiera sea el medio y tiempo, perpretando guerra publicitaria contra sus competidores, todo a fin de sobrevivir en las leyes del mercado. Lo pernicioso de esta actividad es tener que soportar el clima seco y frió que caracteriza a El Alto, donde vientos constantes castigan a su gente e incluso un pequeño viento inofensivo puede convertirse en un remolino gigantesco que puede hacer volar las calaminas.
El frió en la madrugada o al anochecer es capaz de “congelar hasta las piedras”, pero de día el astro rey es candente que puede carbonizar hasta la niña de nuestros ojos. Empero, también es favorable para que los comerciantes ambulantes empleen toda su artillería discursiva a fin de seducir, embrujar y enardecer a sus compradores que a empujones y gritos desesperados compran sus mercaderías, más aún cuando éstos relucen lo “bueno, bonito y barato”.                  
                                                                                             por * Raul Catari Yujra

lunes, 8 de noviembre de 2010

DE LA CEJA A LA PÉREZ

Un viaje interesante…
Cansado estaba de tanto correr. Hace un cuarto de hora que venia persiguiendo minibuses, para mi infortunio, todos iban atestados de gente apresurada. Necesitaba llegar cuanto antes al trabajo.
Imaginaba a mi jefe echando maldiciones por mi tardanza. A lo lejos veo aparecer un minibús. Empiezo a correr, mientras un poco mas adelante, una señora intentaba aligerar los pasos arrastrando un bulto en una mano y en la otra un niño de unos 5 años, de seguro iban en pos del motorizado. Llegué lo más rápido que pude, pues tras mío venían otras personas. “Pérez, San Francisco, Camacho, Villa Fátima” anunciaba una mujer al acercarse el minibús, me interpuse en su camino a tiempo que hacia señas para que se detuviera, una mujer de pollera con gruesas trenzas abrió la puerta y me dijo – pase – me acomode como pude en el único asiento vacio que quedaba, iba partiendo el minibús cuando la mujer de la bolsa y el niño aparecieron afuera, y valiéndose de la misma estrategia que yo había usado, hizo detener el coche. El chofer preguntó – ¿Jacinta tienes?, - “estamos completos”, rezongo la mujer – “espalderita que suba” - insistió el chofer que supuse debía ser el esposo de Jacinta, ella protestó, tàj Mario tiene bulto y además está con wawa, “oiga no somos ganado, donde mas quiere meter”, chilló una mujer desde el fondo, - maestro apúrese pues- protesto otro, mientras el chofer insistía en llevar a la pasajera. Jacinta malhumorada abrió la puerta a tiempo que echaba una mirada furibunda hacia la gente que protestaba, y a estos no les quedó otra que bajar la mirada. –Ahisito llévame mamita, se apresuró en señalar la madre del niño, mientras intentaba subir al reducido espacio que quedaba tras el asiento del chofer. Las posibilidades de que ingresara eran realmente mínimas, más aun tratándose de alguien con sobrepeso como lo era aquella mujer. Empecé a desesperarme junto al resto de los pasajeros, llevaba varios minutos de retraso, mi jefe no me lo perdonaría, había que salir de aquel aprieto. Decidí bajarme para ceder mi asiento a la mujer, después de todo ellos había tenían mas esperando al minibús. La señora logró acomodarse con mucha dificultad en el diminuto asiento del minibús, le alcancé su pesada bolsa pesada que se lo puso sobre sus rodillas. Su hijo empezó a llorar desesperadamente, lo levante entre mis brazos y juntos nos acomodamos en la espalderita del chofer. El espacio era tan pequeño e incomodo que tuve que retorcer mi cuerpo como malabarista. Mi rostro recién afeitado era aplastado por el enorme bulto de la señora. Era eso o seguir esperando otro minibús, pero aquello a esa hora era como pedir que el sol salga de noche, ni modo, me dije, y así apretujados partimos rumbo a la Pérez Velasco de la ciudad de La Paz.



Durante el trayecto tuve que soportar en numerosas ocasiones como el bulto y el cuerpo de la mujer corpulenta aplastaba mi frágil humanidad contra la espalderita del chofer. Sin embargo, desde aquella posición incomoda logré enterarme de algunas historias de los pasajeros.

La mujer y el niño llevaban rellenos a su puesto de “La San Francisco”. Renzo, hijito ahorita vamos llegar, no vas a dormir, le reclamaba la señora al pequeño, quien iba dormitando a mi costado. El minibús descendía a gran velocidad por la autopista como queriendo recompensar el tiempo perdido. Alcance a escuchar a dos hombres, hacer planes para emprender un negocio en el norte paceño, aparentemente el sueldo que percibían no era suficiente para asegurar un futuro digno. La incomodidad hizo que girara mi cuello al otro lado, entonces, escuche a unas colegialas quejarse de una de sus compañeras a la que tildaban de coqueta y ofrecida – es una “Dog” dijo una, “noo es una doga” afirmó la otra. ¿Dog, Doga?, eran términos que no conocía, eran acaso una clase de broma, conjeturaba en mi mente, en eso alcance a oír a una de ellas proponer un plan para vengarse de la insolente que había osado coquetear con su galán -very good- aprobó la otra a tiempo que reían maliciosamente, como no lo había imaginado antes, que ignorancia la mía, las chiquillas hablaban una mezcla de español y ingles… fue entonces que empecé a sentirme un arcaico al lado de las muchachas.

Nuevamente la incomodidad me obligo a girar la cabeza, esta vez no alcancé a oír el resto de los planes de los hombres emprendedores. Sin embargo, azuce mi oído para oír el diálogo del chofer con uno de los pasajeros, este último intentaba explicar al conductor la situación económica del país, pero cuanto más se esforzaba, más desentendido se hacia Mario ya que percibe que aumento el volumen de su reproductor de audio donde sonaba una música chicha. El “intelectual” habló de la teoría del libre mercado, de que cerca del 70% de la economía nacional dependía del mercado informal, no se si el chofer alcanzó a comprender lo que decía el erudito en economía, sólo me percaté que dio por finalizado el monólogo cuando con vos ronca preguntó - ¿alguien se queda en el puente?, Jacinta replicó ¿alguien se va quedar en el puente? - me quedo por favor- afirmaron al unisonó tres jóvenes desde el fondo. Uff al fin, dije, cuando se abrió la puerta, baje un tanto atontado por el olor de las axilas de la madre del niño. Estábamos a la altura del puente de la CBN, por fin logré sentarme en un asiento, y mientras miraba temeroso la hora, alcance a oír que Mario le decía en vos baja a Jacinta – el disco- la mujer sin cuestionamientos buscó tras el asiento del chofer unos letreros y luego de revisar varios números, y cual si fuera trapecista, se colgó del techo del minibús para cambiar el disco1. En eso, sin querer alcancé a observar las piernas bien torneadas de la chola, que procuraba cumplir su faena en el menor tiempo posible.

Conforme nos acercábamos a la Pérez los pasajeros se fueron quedando uno a uno, al llegar a la altura de la iglesia San Francisco sólo habíamos quedado la mujer de las tucumanas y yo, entonces la señora a los empellones obligo a su pequeño a descender del vehículo. Jacinta empezó a gritar “Prado, Universidad, 6 de Agosto, San Miguel, Calacoto”… ¿no iba para villa Fátima? Me pregunte. La voceadora al observar que yo no me movía del asiento, me amenazó sutilmente - joven va aumentar ¿no? –Voy acá cerca seño – replique, - no, no tiene que aumentar- rugió nuevamente, -pero- intentaba alegar, cuando Mario se volteó, y con una mirada de pocos amigos me invitó a abandonar su minibús.

Cerca de quince minutos había tardado el minibús hasta llegar a “La San Francisco”. Cuantas historias puede conocer uno al viajar en un servicio de transporte publico, cuanta gente que va y viene de la Ceja al centro paceño.

Las manecillas de mi reloj marcaron las 8: 15 am, me detuve un instante para observar la ciudad, el bullicio iba en aumento, mucha gente corriendo con mucho entusiasmo para diferentes direcciones, niños, jóvenes, mujeres, hombres, bolivianas y bolivianos deseosos de emprender una nueva jornada bajo el cálido cielo paceño. Tal vez muchos de ellos sin proponérselo le estaban poniéndole el hombro a Bolivia.

Reemprendí la marcha, estaba cerca de la oficina, a los lejos todavía se escuchaba la vos chillona de Jacinta. de repente desde la ventana del segundo piso retumbo la voz ronca del Dr. Rigoberto Torrez, ¿Raúl, hasta qué hora?, Esboce una sonrisa e ingrese al edificio. Con todo había sido un viaje interesante.

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1 Disco: letrero con número y rutas, que llevan los minibuses en el techo
Por: Raul Catari Yujra

lunes, 26 de julio de 2010

TALENTO DESPERDICIADO

EL CHUECO: 
FUTBOL, ALCOHOL Y DROGAS
                                                                                     

De cabello mediano semi enrulado, una barba de varios días, caminaba meditando sobre la suerte que le había deparado el destino. La desdicha de la traición nuevamente había tocado su puerta. Al conocer a Fanny, Fede pensó que por fin había encontrado a su alma gemela, sin embargo, pronto empezó a conocer de varias amistades masculinas de aquella mujer de apariencia modosa.

Ese sábado fatídico, Fede salió una hora antes de la oficina porque la energía se corto, fue por unas rosas, últimamente la relación con Fanny se había tornado monótona, irían a pasear, por la noche la llevaría a cenar.  
Me quedo por favor, anuncio, el minibús se detuvo. Tan contento iba que no se percato que había llegado a la casa de su novia; la puerta se abrió y un hombre joven salió, pregunto por ella, a lo que el hombre empezó a gritar amorcito te buscan. No quiso pedir explicaciones, simplemente dio la vuelta y empezó a caminar. Tenia que poner en orden sus ideas. La posibilidad de ser victima de una nueva traición lo tenia sumamente aturdido, así entre distraído y meditabundo llegó a un barrio humilde.

miércoles, 30 de junio de 2010

ME VOY PORQUE NO SOY CAPAZ DE ODIARTE

 ME VOY PORQUE NO SOY CAPAZ DE ODIARTE

Por: Bosco Catari Yujra


Una figura solitaria camina por la rivera del río, hace bastante frió, la noche arrecia sobre aquel paraje abandonado, un viento helado sopla de norte a sur. Distante, se oye una campana que anuncia las once de la noche.


Se mueve lentamente, parece no tener apuro, camina con la tristeza de cómo quien no tiene a donde ir, cabizbajo como el soldado que regresa de la guerra sabiendo que perdió a sus mejores amigos, y en casa no hay nadie esperándolo.

Se acerca a la orilla del río, se sienta en una roca y observa el golpear del agua contra las rocas, arroja algunas piedritas a las espumas que se formaron cerca de donde estaba, uno metros mas adelante unas aves extrañas se acicalan las alas. De pronto el chillido horrendo de una ave extraña que pasó volando sobre su cabeza lo saca de sus pensamientos, los lugareños dicen que aquel sonido es el presagio de algo triste.


Calmado del susto, se puso a leer un libro viejo que llevaba consigo. Con la mirada perdida en la corriente revisa las hojas del texto, unas lágrimas brotan en la soledad de aquel paraje. Es un hombre apesadumbrado, lleva un abrigo largo y gafas oscuras que no terminan de ocultar esos ojos grandes y profundos. Tan abatido estaba, que se quedo dormido sumido en sus propias cavilaciones. Una nube negra ensombreció la luna.


En la oscuridad de la noche una figura empezó a formarse en las olas, tenia la apariencia de una hermosa mujer, posiblemente aquella princesa lejana a la que el hombre invocaba su regreso. Ataviada de un manto blanco, emergió altiva, era hermosa sin duda; se acerco al hombre, acaricio sus cabellos rizados, lo abrazo como quien abraza a un herido de muerte.


A la mañana siguiente el pequeño poblado amaneció en medio de una congoja generalizada, consternación por la muerte de aquel hombre triste, que se quedo dormido y se ahogo en el río.


Algunos dicen que aquella mujer que salió de las olas se lo llevó. Cuentan en el pueblo que aquel hombre jamás se recupero del dolor de un desengaño, la traición de una mujer que un día se fue y nunca mas volvió.

Al atardecer de aquel día, encontraron en el lugar un barquito de papel que curiosamente flotaba en el mismo sitio que se supone se había ahogado el hombre. Daba vueltas pero sin alejarse, al desdoblar la hoja se encontró la siguiente leyenda:


Me voy, porque no soporto este dolor que me consume y me envilece.

Me voy, por que no viviré para odiarte,

Me voy porque no soy capaz de odiarte


Me llevo tu sonrisa dulce y agradable,

Me llevo tu mirada, me llevo el recuerdo de aquel día que nos conocimos,

Me llevo los poemas y dibujos que ya no podré entregarte,

Me llevo también estas lágrimas que jamás te importaron.



Te dejo mi deseo de felicidad…

Mis ansias de abrazarte y decirte que ¡¡TE AMO!!



Adiós.

          Ave libre y solitaria


                                                                                                              *Bosco Catari Yujra

jueves, 1 de abril de 2010

LA GRAN BATALLA DEL FUTBOL


Los eternos rivales empataron 2 a 2. Fue una tarde de domingo para el infarto. La magia de los goles llegó en ambos tiempos. Y los hinchas, empuñaron al cielo las banderas, camisetas, y dispararon papel y humo para bendecir al equipo de sus amores. A ratos, el Siles pareció temblar. . Nosotros no lo olvidaremos. Y ¿usted que vio y escuchó, lo hará?



Fue una tarde de domingo, a los lejos en el horizonte amenazaba una tormenta, el viento empezó a soplar con mayor violencia que de costumbre, comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia, como presagiando una tarde fría. Pero a los cerca de treinta mil espectadores ubicados en las gradas del Hernando Siles parecía no importarles. Y es que nada importa cuando se trata de alentar al equipo de sus amores. Los colores que llevan marcado en sus corazones desde muy niños los llaman para ser defendidos. Unos de oro y negro, los otros de celeste como el cielo; The Strongest y Bolívar. Los eternos rivales que se aprestaban a saltar al campo de juego, en medio del nerviosismo de sus seguidores para disputar otra batalla de futbol.


De pronto ingresaron unos hombres vestidos de rojo sangre, eran los árbitros del partido, los silbidos e insultos surgieron de los cuatro sectores del escenario. Momentos después empezó a estremecerse la tribuna sur, luces de bengala con los colores oro y negro salieron disparados al aire, la gente se paró de sus asientos y empezó a cantar Tigre, tigre, tigre, mientras lanzaban papeles picados y agitaron las banderas, ahí estaba el equipo de Achumani, el atigrado, el Tigre, el derribador de campeones, el gualdinegro, El Club The Strongest. Apoteósica y magnifica fue el recibimiento a los once guerreros que defenderían los colores del equipo de don “Rafo” Mendoza. La tribuna norte también empezó a vibrar con el ingreso de sus gladiadores, aunque el recibimiento fue menos esplendoroso que los del frente. Pero igualmente emocionó a los jugadores vestidos de celeste.


Comenzó la batalla, los vestidos de oro y negro tenían la obligación de ganar no sólo porque estaban necesitados de los puntos, sino que debían responder a la fidelidad de sus hinchas, y así lo hicieron, empezaron a atacar con todo al rival, éste no salía del asombro por la tenacidad y la fiereza con la que sus rivales los atacaban y así llegó la primera explosión de jubilo en el sector sur, fue una bomba que hizo temblar al pollo. Limberg “el bomba” Gutiérrez abrió el marcador ante la desesperación de Carlos Arias. Dos minutos más tarde apareció nuevamente el muchacho surgido en las inferiores del gualdinegro, “El Chumita” como le dicen sus amigos. Alejandro Chumacero dejó sentados a un par de rivales. Sacó un centro que confundió a los rivales que no sabían si patear al rival o a la pelota. Esta confusión fue bien aprovechada por Tiago Leitao quien hizo vibrar nuevamente la tribuna sur. Hubieron otros momentos en los que si se lo proponía el tigre hubiera liquidado definitivamente el encuentro, pero Carlos Arias y a veces la fortuna le negaron esa posibilidad, así terminó la primera parte.


En el segundo tiempo las cosas cambiaron, los vestidos de celeste salieron decididos a revertir el encuentro. Por su parte, el rival aunque un poco más cauteloso seguía atacando. Fue una jugada confusa la que señaló la suerte del partido. Tiago Leitao de acuerdo con la percepción del hombre de rojo habría golpeado a un rival, por esa actitud fue echado del partido. No se recuperaban todavía de la drástica determinación del juez cuando un uruguayo goleador ante centro del muñeco Da Silva punteó la pelota que ingresó caprichosa a la meta defendida por Fernández, la tribuna norte y medio estadio saltó de emoción. Los minutos posteriores fueron de mucho dramatismo, las jugadas iban y venían. Llegó el minuto cuarenta y un centro aparentemente no muy peligroso fue bien capitalizado por Da Silva que sacó ventaja del temor y la falta de decisión del golero atigrado mandando el balón en el fondo de las redes de la sur. La gente no lo podía creer, como un equipo sin alma en el primer tiempo había logrado sacar fuerzas de flaqueza para lograr la igualdad, como el rival que tenia todo para liquidar se lo había permitido.

Los minutos finales fueron dramáticos, más aún la jugada final, la pelota caprichosamente se negó a ingresar en la valla norte. Vaya a saber uno porqué. El arquero estaba batido, la gente en la sur ya se había parado para festejar pero la redonda no quiso ingresar al arco. Y así terminó la batalla del mejor clásico de Bolivia, empatado, sin vencedores ni vencidos, a la espera de la próxima cita que será igualmente emocionante. Otra batalla para el infarto. Otro clásico eterno, donde la hazaña será encajar la pelota en el arco contrario.



Autores:


Bosco Catari Yujra* y Raul Catari Yujra*



*E-mail:

bocatyu@yahoo.es

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