DAÑO
COLATERAL!!
Por lo general la
venganza te puede llevar a cometer errores que difícilmente puedes remediar,
algo de eso le pasó a Daniela, una joven de agraciada figura, tez blanca y
contextura delgada, que irradiaba una aparente felicidad.
Sus primeros años
de vida, según recuerda fueron bastante felices, era la menor de siete
hermanos, tres hombres y cuatro mujeres. Pero, al cumplir los diez años,
alguien a quien admiraba le robo las ganas de vivir. El recuerdo de aquella
tarde pavorosa ronda aun por su mente. Desde aquel entonces busca extirpar
aquella llaga que lleva por dentro.
Como toda
adolescente en el colegio se enamoró de un compañero apuesto, y el de ella, o
eso creía Daniela. Mas la ilusión duro poco, pues se entero que su amado era un
perfecto Casanova y según supo, ella era la última chica de del colegio a la
que él podría considerar para algo serio. Aquello aumento su desconfianza por
los hombres y un sentimiento de culpa se apodero de ella.
Paso el tiempo y
su abatido corazón volvió a latir con intensidad al conocer a Álvaro, un
profesor de secundaria, quien de algún modo se parecía a su padre. Álvaro se
convirtió en una obsesión de la muchacha. Las clases de física que antaño había
odiado tanto, se fueron convirtiendo en su materia favorita. Recuerda, que le
escribió cientos de poemas declarándole su amor, aunque obviamente nunca las
entrego. Por las noches soñaba como él me tomaba en sus brazos y le colmaba de
besos. Así pasaron dos años. En todo aquel tiempo no le dijo nada por temor a
la reacción de su maestro. Odiaba tanto la trivialidad que empezó a alejarse de
sus compañeros de aula y con frecuencia caminaba sola.
Llego, el día de
la graduación, la fiesta estaba en su mejor momento, gritos de algarabía y la
tristeza de la despedida contrastaban el ambiente. Sin embargo, el rostro de
Daniela reflejaba apatía, para la joven aquel bullicio y embriaguez de la gente
simplemente le resultaba decadente. Es así que con el pretexto de alejarse de
la bulla, se escabullo de sus parientes y se ubicó en la parte alta del salón,
desde ahí observo a su amado, cada detalle, cada movimiento, su sonrisa
contagiosa, su elegancia al bailar. Lanzo un par de miradas furibundas a las
mujeres que se apegaban a Álvaro. De repente el maestro se levantó de mesa que
compartía con otros profesores y se dirigió a la puerta de salida. Como alma
que lleva el viento, Daniela bajo las gradas, ¡¡es ahora o nunca!! dijo.
Aun hoy se
pregunta de dónde saco tanta valentía, pues antes de que Álvaro cruzara la
puerta, lo toco por la espalda y este se detuvo, la miro un tanto desconcertado
y sin darle tiempo a nada le dio un abrazo. Daniela no podía creer lo estaba
ocurriendo, sentir su cuerpo contra el suyo la llevo al éxtasis, no lo podía
creer, ahí estaba su amado abrazándola… fueron solo cinco segundos, pero para
Daniela, fueron como una eternidad ¡¡Daniela, felicidades, muchos éxitos en lo
venidero!! Dijo Álvaro apartándose, ¡¡Te Amo Álvaro!! Dijo
ella, el maestro titubeo por un momento, pero luego sonrió y con un beso en la
frente de la muchacha se marchó sin dar ni pedir mayores explicaciones. Daniela
quedo anonadada, que hacer, correr tras él y confesarle todo aquel sentimiento
que había profesado durante los últimos dos años, o volver al salón donde esperaba
impaciente su familia. Opto por lo segundo, dio la vuelta y regreso al salón
como un soldado al que acaban de apalear en la guerra. Aunque busco datos del
hombre, desde aquel día nunca más volvió a saber de Álvaro.
Pasaron cuatro
años, había ingresado al conservatorio de música, ahí conoció a Manuel, un
chico bonachón y de buena porte que cantaba con un ruiseñor, él fue en realidad
el primer novio la muchacha. Aunque la relación duro poco. Daniela recuerda que
fue lo único genuino que le paso. El defecto de Manuel, era su excesiva
lentitud. Ella esperaba que él tomara la iniciativa, que me colmara de besos y
caricias, pero el cantor era bastante lento o definitivamente no la amaba como
afirmaba.
Sin embargo, Manuel, ingenuamente pensó que “respetándola” hacia lo correcto.
Pero su inseguridad genero desconfianza en la muchacha. “No
puede ser verdad que un chico buen mozo no tuviera novias por otra parte, de
seguro yo soy una más en su lista, voy a demostrarle que yo también puedo” trataba
de justificarse Daniela por tratarlo mal. Una tonta discusión finalmente dio
fin a la relación.
En aquel tiempo
apareció en la vida de la joven, Freddy, un muchacho misterioso cuyo origen
desconocía por completo. No estaba dispuesta a aceptar aquel nuevo fracaso en
el tema del amor, por ello a manera de juego acepto la propuesta de ser
enamorados, era una manera de vengarse de Manuel, pues éste estudiaba en el
conservatorio donde ella estudiaba, de tal manera que la vería con su nuevo
galán. En el fondo creía que tal vez así lograría que Manuel vuelva con ella,
pero nada de eso paso. Las amistades en común le comentaron que Manuel estaba
sufriendo mucho por la decisión de Daniela pero nunca se atrevió a buscarla, su
orgullo prevaleció más que el amor que estaba sintiendo. Por su lado Daniela
decidió aferrarse a su “nuevo amor”. Dos seres que se amaban con intensidad y
sin embargo no eran capaces de ceder ante el orgullo.
En un principio, Daniela, trato de poner ciertas reglas a su relación con
Freddy, pero este era diametralmente opuesto a Manuel, no solo, que no las
cumplía sino que las desobedecía a propósito. De ahí que estaban en permanentes
discusiones. Quería respeto, pero aquel hombre no mostraba el mínimo de respeto
hacia ella. Aunque parezca contradictorio, internamente aquella situación le
agradaba a la joven…
Continuara…